
El viaje, cansado, largo... pero en el rostro de los peregrinos se vislumbraba ilusión, ganas de vivir una experiencia llena de música y de encuentro con Dios. Esta primera jornada se destinó al desplazamiento entre Loyola y Vigo, principalmente. Pero tras la llegada del autobús a última hora de la tarde, todavía hubo tiempo para el alojamiento y conocer los alrededores del colegio.

Y para terminar la jornada, un intenso momento de oración en la capilla; momento para examinar el día, un día de camino, y descubrir que lo importante no está sólo en la meta, sino que el caminar por la vida nos ofrece otros aspectos importantes en el día a día, en cada paso que damos... y que no podemos descuidar.

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